Claude-Nicolas Ledoux (Dormans, 21 de marzo de 1736 — París, 18 de noviembre de

Claude-Nicolas Ledoux (Dormans, 21 de marzo de 1736 — París, 18 de noviembre de 1806) fue un arquitecto y urbanista francés, uno de los principales representantes de la arquitectura neoclásica. Fue uno de los arquitectos más activos a finales del Antiguo Régimen, protegido de Madame du Barry, la amante del rey Luis XV, y autor de dos de las más importantes obras públicas de la época: la Salina real de Arc-et-Senans (declarada patrimonio de la Humanidad en 1982) y las «Barrières» de París, el cerco fiscal que la Ferme générale levantó para recaudar impuestos —entre otros la gabela, el impuesto de la sal—, una cerca de 24 km y 6 m de altura con 60 barreras o puestos de control que algunos autores consideran una de las causas que más contribuyó al descontento de la población que culminó en la Revolución francesa en 1789.1 Su papel como arquitecto ha suscitado mucha controversia y pasó del reconocimiento al más absoluto desprestigio en el siglo XIX: todavía en vida, Quatremère de Quincy ya le acusaba de haber sometido la «arquitectura a géneros de tortura»2 y en 1832, Victor Hugo se preguntaba: «¿Acaso hemos llegado a un extremo tal de miseria que tengamos que admirar las barreras de París?».3 Sin embargo, a lo largo del siglo xx su figura ha sido reivindicada: en 1933, Emil Kaufmann, le señalaba como uno de los precursores de la arquitectura moderna;4 en los años 1960 fue considerado como un utopista;5 y, desde finales de los 1980, fue uno de los referentes de los postmodernos, que encontraron en él un antecedente y una fuente para sus propuestas. Junto a Étienne-Louis Boullée, Ledoux fue uno de los más destacados representantes de la arquitectura visionaria. Aunque su carrera apenas duró 25 años —tras la Revolución apenas volvió a construir —, realizó bastantes obras, pero la mayoría de ellas fueron destruidas en el siglo XIX. Desde 1973, el pabellón del director de la salina real de Arc-et-Senans alberga el Institut Claude-Nicolas Ledoux, miembro de la red europea de centros culturales, donde está el museo Ledoux que presenta numerosas maquetas de las obras visionarias que no fueron jamás realizadas. Índice 1 Biografía 1.1 Las obras de juventud (1762-70) 1.2 La madurez 1.2.1 La salina real de Arc-et-Senans (1774-1779) 1.2.2 El teatro de Besançon 1.2.3 El arquitecto de la ferme générale 1.3 Los tiempos difíciles 1.4 El utopista 2 Arquitectura de la Ilustración 2.1 Publicaciones 3 Posteridad crítica 4 Catálogo de obras 4.1 Proyectos 5 Notas y referencias 6 Bibliografía 7 Enlaces externos Biografía Claude-Nicolas Ledoux nació el 21 de marzo de 1736 en Dormans —una pequeña aldea del Marne, en la región de Champagne—, hijo de Claude Ledoux, un modesto comerciante, y de Françoise Dominot. Su madre y su abuela, Françoise Piloy, le iniciaron en el dibujo, como él mismo recordó.6 Muy buen alumno en la escuela parroquial, obtuvo a los trece años —gracias al abad de la diócesis de Soissons— una beca para estudiar tres años en París, en el jansenita Collège de Beauvais (1749–1753). Charles Rollin, director del colegio, tenía una gran reputación en cuanto a la calidad de la enseñanza que impartía, impregnada por igual de lecciones cristianas y de la antigüedad. Esa educación —que aunaba poesía, literaturas clásicas y moderna, dibujo, retórica, historia de las ciencias y de las artes—, regida por los principios del clasicismo y racionalismo, confirió al joven interno Ledoux todas las bondades de una educación de una persona «bien née». Además, la vía espiritual y las reglas de la vida comunitaria del internado le permitieron adquirir una fuerza de carácter de la que no dejará de hacer gala a lo largo de su carrera. Reinvindicará siempre, hasta su muerte, la excelencia de esta formación fundada sobre la exaltación de las «virtudes cívicas y morales» («vertus civiques et morales») así como en la «pureza de los sentimientos» («pureté des mœurs».) En la escuela Ledoux destacó por su destreza en el dibujo, y a partir de 1753, acabada la beca de estudios, decidió, con el fin de costear sus necesidades, entrar de aprendiz en un taller de grabado, un taller muy conocido por su dedicación a las escenas militares, en el que estará casi diez años. Su fecunda imaginación, nutrida en las lecturas de Homero, Virgilio, Ovidio, César, y en los libros de historia, encontró en esta actividad el medio de expresar y profundizar sus múltiples talentos. Sin embargo, su voluntad de perfeccionar su conocimiento del dibujo le llevó, paralelamente, a interesarse por la arquitectura y a frecuentar la célebre «École des Arts» de París, creada por Jacques-François Blondel, teórico y profesor de arquitectura. Ledoux estudió en dicha escuela libre durante cuatro años (1753- 1758), aprendiendo matemáticas, dibujo, perspectiva, estereotomía, edificios militares, públicos y privados, y Blondel siempre le tuvo en alta estima. Profesor de la «Académie Royale d’Architecture», dispensaba una enseñanza que perpetuaba la promoción de una arquitectura llamada «à la française»: racional y clásica, respetuosa con los escritos de Vitruvio, y apoyada en el dogma de «los cinco órdenes clásicos» («des cinq ordres antiques»). Blondel impuso la doctrina de la caracterización del edificio: Todas las diferentes especies de producciones que dependen de la arquitectura deben de llevar la impronta del destino particular de cada edificio, todas deben de tener un carácter que determine su forma general, y que anuncie para que es la construcción. Toutes les différentes espèces de productions qui dépendent de la architecture devant porter l’empreinte de la destination particulière de chaque édifice, tous doivent avoir un caractère qui détermine leur forme générale, et qui annonce le bâtiment pour ce qu’il est. Jacques-François Blondel Sin embargo esta enseñanza —muy teórica, conservadora, impermeable al nuevo humanismo del «Siècle des Lumières»— encontró muy pronto numerosos opositores entre sus estudiantes más brillantes: Étienne-Louis Boullée, Charles De Wailly, Ledoux... Estos jóvenes, futuros arquitectos, eran particularmente sensibles al discurso de otro teórico del arte: el jesuita Marc-Antoine Laugier, autor del «Essai sur l’architecture» (1753), que abogaba por una teoría moral de las artes, en la que la arquitectura debía de educar y ser puesta al servicio del progreso de la sociedad, del bien común. No finalizó la formación habitual de los arquitectos-artistas, más diestros con el pincel que con el buril, cuya iniciación pasaba casi siempre por la consabida estancia en la «Académie de France» en Roma (como De Wailly o Trouard). Ledoux, no se sabe si por elección propia o por carencia de medios y mecenas, nunca hizo el viaje de estudios a Italia. Sus únicas fuentes de conocimiento e inspiración de la arquitectura clásica y sus ruinas —griega y romana—, provenían del estudio de grabados, principalmente de los de Gianbattista Piranesi —que desde 1747, había comenzado a publicar Les Vues de Rome, que tuvieron gran influencia en pintores, escultores y arquitectos—, los del tratado de su maestro Jacques-François Blondel, Architecture, aparecido en 4 volúmenes (1752-1756), las láminas de la Encyclopédie —cuya primera serie se publicó entre 1751–1757— y, más adelante, del Vitrubius Britannicus de Colen Campbell (1769). Al final de sus estudios, en 1758, Ledoux entró como aprendiz-arquitecto en el despacho de Pierre Contant d'Ivry, y más adelante trabajó en los de Jean-Michel Chevotet y Louis-François Trouard, un discípulo de Jacques-Germain Soufflot, que tras su estancia en Roma, se estableció en París en 1757, y gracias a quien Ledoux descubrió la arquitectura antigua, especialmente los templos de Paestum, y la obra de Palladio. Las enseñanzas de Soufflot, que basaba el arte de construir en una simbiosis arquitectónica entre Naturaleza y Antigüedad, dejaron una profunda huella en Trouard y también en Ledoux, para quién esa lección constituirá una de las bases de las reflexiones sobre su oficio e influyo en la evolución de su estética. Contant y Chevotet encarnaban dos de los despachos representantes del estilo Luis XV, la corriente dominante en Francia entre 1730 y 1760, que aunque en trance de pasar de moda, le procuraron relaciones útiles entre sus ricas clientelas: gracias a Contant d'Ivry, Ledoux entró en contacto con el barón Crozat de Thiers, que en 1766 le confío el acondicionamiento de un apartamento en su edificio de la plaza Vendôme; en el despacho de Chevotet, conoció al presidente Hocquart de Montfermeil7 y gracias a ello entró en su círculo y conoció a su hermana, Madame de Montesquiou. Las obras de juventud (1762-70) En 1762, a los 25 años, el joven Ledoux realizó su primer encargo: la redecoración del parisino café Godeau, situado en la rue Saint-Honoré y que era muy frecuentado por oficiales (a veces por eso se le llama Café Militar). Realizó un soberbio y muy aplaudido trabajo que se conserva en el Museo Carnavalet8desde 1969: sobre los muros, adosó unas pilastras, formadas por haces de lanzas coronadas por cascos a guisa de capiteles; entre las pilastras, alternó espejos y anchos paneles de madera ricamente tallados y ornados con trofeos de armas, según dibujos propios, originales y audaces. Château de Mauperthuis, 1763 (destruido) Hôtel d'Hallwyll, 1766. Alzado de la fachada a la calle Michel-le-Comte. El año siguiente, el marqués Anne-Pierre de uploads/Geographie/ claude-nicolas.pdf

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