STEPHEN ULLMANN Profesor de Filología Románica en la Universidad de Leeds SEMÁN
STEPHEN ULLMANN Profesor de Filología Románica en la Universidad de Leeds SEMÁNTICA INTRODUCCIÓN A LA CIENCIA DEL SIGNIFICADO Traducción del inglés por JUAN MARTÍN RUIZ-WERNER AGUILAR CAPÍTULO 4 PALABRAS TRANSPARENTES Y OPACAS What's in a name? That which we call a rose By any other name would smell as sweet. Romeo and Juliet, acto II, escena 2 1. ’Tis not enough no harshness gives offence, The sound must be an echo to the sense. POPE, Essay on Criticism, vs. 364-5 2. Estos dos pasajes resumen en forma poética las dos tesis rivales que una y otra vez se han enfrentado entre sí en la filosofía del lenguaje. Los griegos, como se recordará 3, estaban ya divididos en dos bandos: los naturalistas, que creían que las palabras poseen sus significados "por naturaleza" ( ), en virtud de una correspondencia intrínseca entre el sonido y el sentido, y los convencionalistas, que sostenían que el significado es una cuestión de tradición y de convención, una especie de "contrato social" ( ) lingüístico. Es interesante hallar a Rabelais, un experto en la explotación de los recursos onomatopéyicos del lenguaje, declarándose partida- rio de los convencionalistas: "C’est abus dire que ayons langage naturel: les langages sont par institutions arbitraires et convenances des peuples; les voix, comme disent les dialecticians, ne signifient naturellement, mais à plaisir" 4. En los siglos subsiguientes, la teoría naturalista ganó terreno en las discusiones sobre el origen del lenguaje. Leibniz, y otros muchos tras él, vieron en la onomatopeya la forma primitiva del habla humana 5. Estas opiniones fueron reiteradas por los románticos, particularmente por Charles Nodier, quien publicó en 1808 un Dictinnaire raisonné des onomatopées françaises. Este interés por la onomatopeya condujo a especulaciones antojadizas y diletantes, que llevaron a la materia entera al descrédito y tendieron a oscurecer los importantes temas implicados. Entre los lingüistas modernos, Saussure hizo más hincapié sobre lo que llamó "l’arbitraire du signe", el carácter convencional de nuestras palabras, en el que vio uno de los principios básicos del lenguaje (op. cit., págs. 100 y sgs.). Comprendió que había algunas excepciones a este principio, pero las desechó como insignificantes. Língüistas de un temperamento diferente, tales como Schuchardt y Jespersen, propendieron a conceder bastante más importancia a estas "excepciones". Hace unos veinte años, el viejo debate se encendió de nuevo en los volúmenes 1 "¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo dulce aroma con cualquier otro nombre." 2 "No es bastante que ninguna disonancia nos ofenda; el sonido debe ser un eco del sentido" 3 Véase anteriormente, pág. 3. 4 "Es un abuso decir que tenemos un lenguaje natural: los lenguajes se basan en instituciones arbitrarias y en las conveniencias de los pueblos; las voces, como dicen los dialécticos, no significan naturalmente, sino a capricho." (Libro III, cap. 19; cf. J. VENDRYES, "Sur la dénomination", Bulletin de la Société de Linguistique de Paris, XLVIlI (1952), págs. 1-13: pág. 9.) 5 G. RÉVÉSZ. The Origin and Prehistory of Language, trad. inglesa, Londres, 1956, págs. 37 y sgs. iniciales de la revista Acta Linguistica. Estas discusiones han contribuido a esclarecer todo el problema y a planteado en su perspectiva apropiada 1. Ahora sabemos que carece de objeto preguntar si el lenguaje es convencional o "motivado": todo idioma contiene palabras que son arbitrarias y opacas, sin ninguna conexión entre el sonido y el sentido, y otras que son al menos en cierto grado motivadas y transparentes. Hay tres aspectos principales de la motivación que ahora podemos ver más claramente: cómo opera en una lengua particular; cómo puede cambiar en el transcurso del tiempo; finalmente, cómo varía su radio de acción de una lengua a otra. I. TRES TIPOS DE MOTIVACIÓN Que muchas palabras son enteramente opacas e inanalizables es un hecho tan evidente de suyo que apenas requiere ninguna prueba 2. No obstante, podría ser útil mencionar brevemente algunos de los argumentos objetivos que confirman esta impresión subjetiva. Estos argumentos son de tres clases: descriptivos, históricos y comparativos. Intentaré ilustrarlos en un solo ejemplo: la palabra inglesa meat [carne]. 1) Si hubiera una conexión necesaria entre el nombre y el sentido, sería de esperar que los mismos sonidos significaran siempre la misma cosa, y a la inversa, que la misma cosa fuese siempre denotada por los mismos sonidos. Sin embargo, el vocablo inglés meat tiene varios homónimos con significados totalmente diferentes: el verbo to meet [encontrar], el adjetivo arcaico meet, "apto, idóneo", el nombre mete, "frontera", y el verbo to mete (out), "distribuir". Por otro lado, meat [carne, vianda] tiene un cuasi-sinónimo en la palabra flesh [carne, de los animales vivos y frutas]: los dos términos están muy cercanos en cuanto al significado y con todo no tienen ni un solo sonido común. 2) Si el enlace entre el nombre y el sonido fuese necesario, cabría esperar que ambos elementos permanecieran in alterados. Pero ambos han cambiado, independientemente uno de otro, desde los tiempos del anglosajón. La forma de la palabra en el antiguo inglés era |mte|, y originalmente significaba alimento en general, como todavía sucede en sweetmeats [confituras, dulces] y en la frase meat and drink 3 [comida y bebida]. 3) Las diversas lenguas tienen palabras enteramente diferentes para el mismo objeto. Al vocablo inglés meat corresponde viande en francés, carne en italiano, kött en sueco, hús en húngaro, etc. Recíprocamente, los mismos —o aproximadamente los mismos— sonidos representan cosas diferentes en otras lenguas: el alemán miet-, "alquiler", el francés mite, "ácaro del queso", y mythe, "mito", etcétera. Aunque muchas palabras son así enteramente convencionales, otras son motivadas de varias maneras. La motivación puede radicar o bien en los sonidos mismos, o bien en la estructura 1 Para la vasta bibliografía al respecto, véanse mis Principles of Semantics, págs. 83 y sgs.; cf. también E. BUYSSENS, "Le structuralisme et l'arbitraire du signe". Omagiu lui Al. Graur, págs. 403-16; J. ENGELS, "Het Probleem der motivering", Levende Talen, CLXXXII (1955), págs. 521-39; GUIRAUD, La sémantique, págs. 17 y sgs.; VENDRYES, loc. cit. Cabe recordar que ya en 1868 el lingüista norteamericano W. D. Whitney había declarado: "Conexión interna y esencial entre la idea y la palabra... no hay ninguna, en ninguna lengua de la tierra." (JESPERSEN. Language, pág. 397, n. 1.) 2 Véase anteriormente, págs. 16 y 20. 3 Cf. BLOOMFIELD, Language, págs. 430 y sgs. morfológica de la palabra, o bien en su fondo semántico. Cada una de estas posibilidades suscita problemas diferentes y han de ser consideradas por tanto separadamente. 1. Motivación fonética (onomatopeya) 1 En un pasaje del que ya se han citado algunos versos, Pope ha definido claramente el principio de la motivación por el sonido, y lo ha ilustrado con algunos ejemplos adecuados: ’Tis not enough no harshness gives offence, The sound must be an echo to the sense. Soft is the strain when zephyr gently blows, And the smooth stream in smoother numbers flows; But when loud surges lash the sounding shore, The hoarse, rough verse should like the torrent roar: When Ajax strives some rock’s vast weight to throw, The line too labours, and the words move slow; Not so when swift Camilla scours the plain, Flies o’er the unbending corn, and skims along the main. Essay on Criticism, II vs. 364-73 2. Las aplicaciones de este principio en poesía son innumerables. Van desde la evocación de escenas cómicas y grotescas, tales como la marcha de las ratas en Pied Piper, de Browning: And the muttering grew to a grumbling; And the grumbling grew to a mighty rumbling; And out of the houses the rats came tumbling... 3 hasta la siniestra descripción de alucinaciones que preludian el asalto de la locura, como en el 1 Del griego onomatopoiía, "creación de palabras": onoma, -atos, "nombre" + poieo, "hacer". Se han sugerido otros varios términos, tales como "ecoísmo" (Jespersen) y "función fonestética" (Firth). 2 "No es bastante que ninguna disonancia nos ofenda; el sonido debe ser un eco del sentido. Dulce es el acorde cuando el céfiro sopla blandamente, y la mansa corriente fluye en una cadencia más suave; pero cuando el oleaje turbulento azota la sonora costa, el verso áspero y ronco debiera asemejarse al rugido del torrente: cuando Ayax se esfuerza en arrojar la enorme carga de una roca, el verso también se afana, y las palabras se mueven lentas; no así cuando la veloz Camila recorre la llanura, y vuela sobre las erguidas mieses, rozando las más altas." Cf. ORR, Words and Sounds in English and French, pág. 17. 3 "Y el murmullo crecía hasta el susurro; y el susurro creció hasta el alboroto; y las ratas salían de las casas dando brincos." famoso verso de Racine: Pour qui sont ces serpents qui sifflent sur vos têtes? Andromaque, acto V, escena 5 1. que, en su orquestación, nos recuerda algunos pasajes de Paradise Lost: The Serpent subtlest beast of all the field. * Libro IV, v. 86. he hears On all sides, from innumerable tongues A dismal universal hiss, the sound Of public uploads/Litterature/ ullman.pdf
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- Publié le Mai 20, 2021
- Catégorie Literature / Litté...
- Langue French
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